El vino siempre ha sido una bebida relacionada con eventos importantes, hace miles de años ya era considerado milagroso y capaz de reunir a los reyes con los dioses. Hoy en día se ha convertido en una bebida sinónimo de elegancia, calidad, glamour y fiesta.
Y justo eso es una boda el día de hoy; Un evento, el cuál es para la pareja recién casada un momento de fiesta, convivencia, agradecimiento y felicidad… y aquí está el vino.
Los novios suelen estar en todo momento en la organización del evento y se preocupan por qué canción bailaran, qué flores adornaran el lugar, el lugar que ocupará cada invitado, o bien qué darán de comer. El vino suele ser un “given” por lo que no se preocupan, o bien se lo dejan al mismo banquetero o incluso a que el padre de la novia decida. Pero es importante tomar varias consideraciones al decidir qué vino será el indicado para lograr un buen “matrimonio” con los alimentos y así obtener el maridaje perfecto.
Cada vez hay más opciones de vinos y más platillos específicos, por lo que va haciendo el maridaje un poco más complicado. Los comensales se van volviendo más exigentes y conocedores y esperarán para el evento un buen vino, un buen platillo y un buen maridaje, por lo que asesorarse con un especialistas es necesario para lograr una experiencia culinaria extraordinaria.
Por ejemplo, es importante saber que el vino tiene que ser siempre más ácido que los alimentos, que un buen vino rosado puede sustituir a un blanco y así ahorrar costos y mejorar con ciertos alimentos, o bien que un tinto joven puede ser muy buena opción para platillos con cierta cantidad de grasa.
Para todo platillo, hay hoy un vino que le ayude a potenciar sus virtudes y así, a su vez ayudarán a que la boda sea recordada como el evento donde comimos, nos divertimos y brindamos excelentemente.¡Salud!
Javier Emiliano Casillas
Pasión por despertar tus sentidos: Banquetería.