La boda de Natalia & Vincent: Amor al estilo de París

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París, la ciudad de las luces, del arte, del amor. Un lugar donde cada rincón cuenta una historia romántica, donde los amantes caminan de la mano junto al Río Sena, y donde los recuerdos más bellos cobran vida en fotografías que perduran para siempre. La boda de Natalia y Vincent es un cuento que mezcla el encanto francés con la calidez de México.

Esta es una historia que selló su amor y fue capturada a la perfección por el arte de Valery Velázquez . Esta celebración no solo fue un reflejo de su historia, sino también un homenaje al amor, envuelto en momentos que parecían sacados de una película romántica.

El encuentro de dos almas en París

Natalia y Vincent son la pareja que redefine el amor romántico. Ella, con una personalidad tranquila y soñadora, se enamoró mientras estudiaba en París. Él, un espíritu reservado pero apasionado, quedó cautivado por la dulzura de Natalia. Juntos crearon un vínculo tan profundo que parecía inevitable que sus caminos culminaron en un “sí, acepto”.

Un escenario de ensueño: Hacienda San Juan Bautista Amalucan

La elección del lugar para su boda fue clave. Puebla, con su encanto colonial y vistas impresionantes, se convirtió en el telón perfecto para su gran día. La Hacienda San Juan Bautista Amalucan, con su arquitectura majestuosa y un ambiente que combinaba lo tradicional y lo moderno, ofreció el escenario idílico. La atmósfera era cálida, llena de amor y rodeada de quienes más importan: sus familias y amigos.

Un enfoque natural y auténtico

Desde el principio, Natalia y Vincent tenían claro lo que querían para la fotografía de su boda: naturalidad. Cada detalle debía sentirse espontáneo, real, desde los momentos más tiernos hasta las risas más sinceras. Las fotografías familiares, esas que capturan la esencia de generaciones unidas, tampoco podían faltar.

Cuando acudieron a Valery Velázquez, le hicieron una solicitud especial: capturar la vida en movimiento. Querían que cada imagen fuera un reflejo de quienes eran, sin artificios, solo ellos, sus emociones y la magia del momento.

La fotografía: color y espontaneidad

Valery Velázquez entregó exactamente lo que buscaban. Su estilo documental, lleno de colores vibrantes, transformó cada instante en una obra de arte. Las imágenes reflejaban a la perfección los sentimientos de Natalia y Vincent.

De todas las experiencias vividas ese día, la favorita de Valery fue la sesión de los novios a solas. “Hubo algo tan íntimo y mágico en esos momentos que me permitió capturar no solo su amor, sino también su esencia como pareja”, comentó.

Cuando se mezcla el romance de París, la calidez de Puebla y la maestría de Valery Velázquez, el resultado es un día que vive para siempre en la memoria y el corazón.