Sabemos, que para toda novia, el vestido es una pieza clave, que nos ilusiona y al mismo tiempo, nos permite transmitir nuestro estilo y personalidad. En la época Medieval, los vestidos de novia solían ser de color rojo, ya que éste color representaba un símbolo de amor.
Posteriormente durante el Renacimiento, los trajes de novia podían ser de colores como azul, verde, rojo, etc., estos eran bordados y eran usados después por las novias para diferentes eventos sociales.
Para el siglo XVI aparece la cola del vestido, la cual tiene un significado de prestigio y poder, en resumen; entre más larga y bordada estaba la cola, más rico y prestigioso eras.
En el siglo XVIII nace el hoy famoso “corte imperio”, cuando Josefina Bonaparte es la primera en usarlo en su boda. Este vestido tiene un corte alto el cual realza el pecho y cae en campana hacia abajo
Por último, en el siglo XIX la princesa Carlota de Inglaterra fue la primera en usar un vestido blanco, rompiendo la tradición real de usar un vestido plata, pero esta tradición fue conocida hasta 1840, cuando la reina Victoria se casó con un vestido blanco con flores naranjas bordadas; su boda fue todo un boom ya que fue cubierta por medios impresos y muy fotografiada.
En el año 1854 la Iglesia Católica reconoce el dogma de la inmaculada concepción y es cuando el color blanco del vestido toma el significado de pureza. A partir del siglo XX el tradicional vestido de novia blanco con velo y ramo se hizo de conocimiento popular en la mayoría de los países y en todas las clases sociales.
Toda esta historia nos da como resultado, a lo que hoy conocemos, como el vestido de novia moderno. En la actualidad, podemos escoger entre diferentes estilos y cortes e inclusive colores, ya que el color hueso, perla y marfil se utilizan como tonos alternos para los vestidos.