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Hay algo muy especial en una mesa bien montada. No hablamos solo de vajillas bonitas o copas relucientes, sino de una decoración cuidadosamente orquestada, donde el estilo, la intención y la dirección se combinan en perfecta armonía.
En una boda, la decoración de mesas es quizás lo más memorable. Es ahí donde se concentra la estética de la pareja, la esencia del lugar y la narrativa visual del gran día. Algunos apuestan por jardines flotantes; otros, por velas infinitas. Pero siempre, siempre, son la vajilla, la cristalería y los cubiertos quienes conducen la historia con elegancia, quienes transforman lo bonito en inolvidable.
Y aquí es donde entra Casa Meraki, una firma que hace de la mesa un símbolo de unión.
Una experiencia que se sirve con amor, detalle y carácter
Casa Meraki no es una empresa. Es un manifiesto. Su concepto va más allá de lo comercial, porque aquí no se entregan piezas: se diseña una experiencia. Para ellas, la mesa no es un soporte, sino un símbolo de unión, de cariño, de celebración. Cada tenedor, cada copa, cada plato ha sido curado, y también creado, con un propósito: transmitir la personalidad de quien recibe, ya sea una marca de lujo, una pareja de novios o un anfitrión.
Nada aquí es genérico. Muchas de sus piezas han sido descubiertas en viajes; otras, diseñadas mano a mano con artesanos mexicanos. La misión es clara: ofrecer una variedad rica en texturas, materiales y colores que permite construir cualquier estilo, desde el más etéreo hasta el más maximalista. Porque si la mesa es la escenografía de un momento inolvidable, cada pieza debe ser clave.


Meraki: amor, alma y detalle en cada centímetro
Meraki proviene del griego y significa “hacer algo con el alma, con creatividad, con amor”. Y no hay mejor palabra para describir lo que hace esta marca. El concepto nació de forma orgánica, como nacen las cosas verdaderamente auténticas: de una necesidad interior.
Descubrieron que su manera de demostrar cariño era a través de la mesa: consentir, hacer sentir en casa, cuidar los detalles. Así nació Casa Meraki, con el objetivo de llevar esa intimidad casera a eventos de gran escala.
Y en esa búsqueda surgieron los “acentos”: piezas únicas que elevan, que distinguen. Son esos pequeños gestos de buen gusto, una copa con diseño inesperado, un plato con textura orgánica, los que convierten una mesa en arte. Nada aquí es aleatorio. Cada combinación de colores, formas y materiales se crea para generar armonía visual, pero también emoción.
El lujo no está en la abundancia, sino en la intención
Para Casa Meraki no se trata de utensilios. Se trata de creación, de diseñar desde el alma. De dar al cliente la posibilidad de elegir como si abriera su propio clóset de vajillas soñadas.
La empresa cuenta con más de 1,200 elementos disponibles, lo que la convierte en la firma con mayor variedad de piezas en México. Y ese es solo el comienzo.


¿El proceso? Tan sencillo como la estética que proponen. Todo inicia a través de WhatsApp, donde un diseñador propone curadurías basadas en el tipo de evento, los gustos y los moodboards del cliente. Una vez aprobado el concepto, se bloquea el proyecto y Casa Meraki se encarga de toda la logística, sin importar en qué parte del país se lleve a cabo el evento. Sus bases están en CDMX y Guadalajara, pero su arte viaja a todo México.
¿Prefieres una experiencia sensorial? Puedes visitar su showroom, un espacio donde encontrarás diseño, aroma y calidez.
Del desierto a la playa, de un museo a un altar
Casa Meraki ha estado presente en algunos de los eventos más especiales del país: desde bodas íntimas en La Máscara, en Careyes, hasta eventos de marcas como Cartier, Rolex, BMW, Fórmula 1, o montajes en museos y galerías. Su trayectoria está marcada por el riesgo bien asumido: proponer lo que nadie más ofrece, marcar tendencias en lugar de seguirlas, y demostrar que una mesa puede ser un lienzo en blanco.
La pasión de hacer sentir en casa
Lo que más apasiona a Casa Meraki es precisamente eso: hacer sentir. Hacer sentir en casa, en calma, en un lugar que abrace. Llevar el detalle de una cena íntima a una celebración masiva sin perder el alma. Y atreverse, siempre atreverse: a combinar lo inesperado, a lanzar propuestas nuevas, a diseñar sin seguir moldes. A marcar pauta.


Porque eso es Casa Meraki: una firma que no se limita a alquilar vajillas, sino que crea experiencias visuales y emocionales que quedarán grabadas en la memoria de los invitados mucho después de la última copa.
Porque la mesa, además de unir… crea historias, crea momentos.
Y Casa Meraki los diseña uno a uno, con el alma en la punta de los dedos.